¿Me llamarà? Se acordarà de todo lo vivido? Miles de personas se estaràn haciendo esas preguntas en el dìa de los enamorados, muchos con la certeza de que el olvido ya cubriò todo con su manto y otros con la intuiciòn de que habrà una segunda vuelta en el futuro . Los màs romànticos mandaràn mensajes a ese amor del revès , a esa pasiòn de contramano, a ese amor que pudo ser de una manera diferente, pero la falta de coraje y el establishment no quisieron que fuera contìnuo, los conformistas (oh, los conformistas!) se encogeràn de hombros consolàndose con un encuentro en otra vida, los esotèricos prenderàn una vela al Àngel del Arcano VI, los escritores revisaràn los poemas de amor y los màs atrevidos, (a quienes les debemos un monumento) propondràn el ansiado y misterioso encuentro. Dice mi amiga Fernanda Bustos Gonzàles que no alcanza con la consciencia, hay que accionar una vez que sabemos què nos pasa para que todo funcione bien. Anìmense a manifestar lo que sienten. Hoy està todo permitido, es el dìa del Romance.
En lugar de recordar la historia de un santo que nunca supo què es la pasiòn, pensè en contarles la historia de Inès de Castro y Don Pedro I, hijo del rey de Portugal . Corrìa el año 1341 y como solìa suceder en esos tiempos, el rey Alfonso decidiò casar al heredero del trono con una muchacha llamada Constanza Manuel , a la que el prìncipe ni siquiera conocìa, pero que resultaba ser una excelente alianza polìtica para el reino. Acatando con disgusto la decisiòn del monarca, el joven Pedro se presenta a la boda y cae deslumbrado ante la presencia de Inès de Castro, una de las damas de la corte de su futura esposa, bella e inteligente. El flechazo fue de ambas partes. La fiesta continuò y el matrimonio real se consumò. No obstante, Pedro e Inès se amaron a partir de ahì de manera evidente y la situaciòn se hizo intolerable ante los ojos de todos, razòn por cuàl Inès se traslada de Lisboa a Coimbra. En el nacimiento de su tercer hijo, Constanza muere en el parto y si bien daba via libre a que Pedro desposara a Inès (con la que habìa formado una familia paralela y tuvo cuatro hijos) prefiriò preservarla de la furia de su padre y de los opositores al reino de Galicia, lugar dònde ella habìa nacido, manteniendo las cosas como estaban. En una bellìsima carta (que no deja de ser un ojo que espìa) podemos leer :
“Escucha, Pedro, voy a confesar algo que ninguna mujer confiesa. Si la primera vez que llegaste a mi puerta, en lugar de prometerme amor eterno, me hubieses dicho que era solo por aquella noche, me hubiera entregado lo mismo para tener siempre algo hermoso para recordar. Cuando volviste al dìa siguiente, pensè que eras galante. Cuando volviste otra vez que eras generoso. Y, de repente, cuando ya no necesitabas volver porque ya no te fuiste, toda yo me puse a temblar con ese miedo feliz de quien està viviendo un milagro. Te hubiera dado las gracias toda mi vida por una sola noche, y no ha sido una, ni cien, ni mil ¡ Son ya diez años llenos de ti, dìa por dìa! ¡ Serà posible todavìa màs…, o habrà un castigo allà arriba para los que hemos sido demasiado felices? ”
Ya siendo rey, mientras combatìa contra los moros, hombres despiadados enviados por la oposiciòn mataron a Inès, degollàndola delante de sus hijos. A su regreso, desgarrado de dolor, Pedro mandò desenterrar el cadàver y lo colocò a su lado, en el trono. La corte de Portugal debiò reverenciarla y besar su mano a lo largo de tres dìas y tres noches.
De ahì viene la expresiòn portuguesa Inès è morta, empleada cuando ya no hay nada que hacer ante la realidad que se nos impone. Para que no les quede la sensaciòn agridulce de una fecha que pasò sin pena ni gloria, vamos, anìmense a llamar al amor de su vida. Lo peor que puede suceder es que se le caiga la ilusiòn y eso no està mal. Y lo mejor que pueda suceder, bueno, eso estarà por verse.
Gracias Sisi Molnar por recordarme esta historia.
Feliz dìa de los Enamorados.