Hoy es el día del Ángel de la Guarda. Devas, tutores, maestros de la luz, espíritus benevolentes, cada cultura los llamó de una manera distinta. Hay quienes no creen en ellos y eso no se discute. Las experiencias místicas son personales e intransferibles. No obstante, en los lugares más recónditos del planeta azul están las imágenes de los protectores alados y abundan los testimonios de quienes los han percibido. También están quienes los llaman por el nombre  y otros que le deben la vida por haber escuchados sus advertencias. En fin, sean griegos o troyanos, Capulettos o Montescos, de River o de Boca, todos tenemos un espíritu que nos recuerda la semejanza con lo divino. Porque la imagen la conservamos, vivimos obsesionados por ella,  pero perdimos el recuerdo de quiénes fuimos antes de la separación con el Absoluto. Para los herméticos, el Ángel Custodio está representado por la Templanza o Arcano XIV, imagen humana con alas que mezcla con dos cántaros el agua del Cielo con la de la Tierra. Fusión entre lo masculino y lo femenino , portador de una gargantilla  en la que pende una flor de cinco pétalos (en el Marsellés) o un triángulo dorado (en el mazo Rider) , ésa figura imponente encarna la inspiración celestial y antecede al arcano XV, el Diablo, que simboliza la contrainspiración. Se supone que el Custodio viene antes   porque el bien es el principio de la creación y, por lo tanto, su origen. Eso elimina la hipótesis de que los humanos nacen malos y la sociedad los corrige. Nadie nace cruel . El tiempo histórico, los enredos familiares y las experiencias  personales nos convierten  en lo que somos. La ambiguedad de la Templanza unifica, se mezcla entibiando el brebaje como una madre que le enfría la leche al niño, mientras que la dualidad del Diablo divide, confunde y pone en duda permanente a todo aquél que esté bajo su influencia .

Para quienes han corrido a su Ángel Guardián, se han olvidado de alimentarlo con pensamientos dignos o lo han ninguneado la oración final del oficio litúrgico de la aspersión del agua bendita que procede a la Misa Solemne, según el rito de Pío V,  tiene el poder de restituirlo. Hoy es un día ideal  para hacer las paces con quién no tiene más que buenas palabras para nosotros.

” Escúchanos Señor, Padre Santo, Dios omnipotente y eterno y Dígnate a enviarnos del cielo a Tu Santo Ángel para que sostenga, proteja, guarde, visite y defienda a todos cuántos se encuentran en éste recinto”.

¡ Feliz día del Ángel de la Guarda!

 

(Imagen de Sandro Boticelli)