La figura jurídica del arrepentido cobró protagonismo con Vanderbroele, la FIFAGATE y todos los individuos que, de una manera u otra, pretenden sacar ventaja para atenuar sus penas por las faltas cometidas en el mal desempeño de sus funciones. Es indiscutible que si se arrepienten, es de algo non sancto. Más allá de los beneficios que obtendrán, es una oportunidad para que reflexionemos sobre el tema y lo llevemos para dentro de nuestra propia vida. De qué hablamos cuando hablamos de arrepentimiento? “Arrepentíos, porque el reino de los Cielos está cerca”, advirtió Jesús en el Evangelio de San Mateo (4:17). Quiso decir: cambien de parecer, corrijan sus acciones y tomen el sendero del bien. Siempre hay una oportunidad para el que busca mejorar sus acciones. Arrepentirse subentiende haber tomado conciencia del daño ocasionado, no volver a repetirlo y pedir perdón desde lo más profundo del corazón.
No sé en qué momento confluyen la figura jurídica del arrepentido y la del hombre que busca recuperar la gracia del Cielo . Ojalá coincidan, se emparejen cada día y todos los que tengan que rendir cuentas a la sociedad lo hagan pensando no sólo en atenuar sus condenas, sino en testimoniar un cambio profundo por avergonzarse de sus actos. Eso crearía una atmósfera de conversión verdadera. Sólo desde la sinceridad y el perdón podremos crecer como país y como hermanos.