El ataque fundamentalista en Nueva Zelanda que sumó 24 muertos y la masacre de los ex estudiantes de un colegio de San Pablo que mató a diez personas ,ocurridos la semana pasada , tienen un punto en común: ambos fueron perpretados por simpatizantes de la derecha supremacista racial,  representadas por Jair Bolsonaro y Donald Trump. El joven australiano de 28 años, Brenton Tarrant,  y los brasileños Guilherme Taucci Monteiro  y Luiz Henrique Castro, de 17 y 25 años, fueron investigados por las policías locales y el perfil que los caracteriza los asemeja de manera sorprendente. La planificación de los ataques, el sadismo con el que actuaron, los temas que les interesaban y los posteos en las redes sociales diseñaban perfiles afines a gran parte de los simpatizantes de las plataformas electorales , tanto del presidente norteamericano como del brasileño. El odio racial y la intolerancia a lo diferente, la xenofobia, el machismo, la justicia por mano propia, el apoyo a la mano dura para combatir el crimen y toda clase de argumento que sostiene el uso de la violencia son territorios afines de estos asesinos que juntos, sin conocerse,  terminaron con 59 vidas.
En el caso brasilero el crimen se vio facilitado por el decreto firmado el 15 de enero pasado, a dos semanas y un día de su asunción, en el que el presidente evangélico facilitó el registro y portación de armas de fuego a todo ciudadano brasilero que se le de la gana poseer una. Basta tener más de 25 años y no tener antecedentes penales.
El australiano Tarrant planificó el ataque a la mezquita durante dos años y viajó exclusivamente a Nueva Zelanda para cometer el crimen masivo. No fue suficiente con un templo. Luego de acribillar a unos cuantos, con su auto recorrió otros 5,5 km y siguió disparando en otra mezquita.
Al declarar que los homicidas eran sus simpatizantes, tanto Bolsonaro como Trump se encogieron los hombros. Con palabras previsibles, pidieron a Dios que se apiade de los familiares de los asesinados. El mismo Dios que en las Tablas de la Ley dijo No Matarás con letras capitulares y a quien ninguno de los dos  hizo caso en el momento de lanzar sus plataformas electorales, promoviendo que nos matemos  unos a otros .
Habría que cuestionar  en qué clase de dios creen estos gobernantes.
(Ilustra pintura de Balthus, 1908)