Hará cinco años mi amiga y editora Julieta Obedman me regaló los tres volúmenes de  La Saga de los Confines de Liliana Bodoc . Te va a encantar, me dijo. Y no se equivocó. A partir de ahí, como sucede desde que aprendía leer, pasé a perseguir virtualmente al autor, leyendo toda su biblioteca. Sucedió en colores, Memorias impuras, El espejo africano y Elisa o el presagio de Carnaval fueron títulos que le sucedieron a la trilogía que la hizo famosa: Los días del Venado, Los días de la sombra y Los días de fuego. Si bien la literatura fantástica no goza del prestigio de la literatura política o policial, ella, que  tenía el don de abrir los portales de la Argentina profunda y mostrarnos que no sólo de Tolkien o Úrsula le Guin vive el hombre, se hizo un lugar al sol en el corazón de todos sus lectores.

       Fue discreta hasta para morir. Mientras las redes sociales explotaban con la noticia del fallecimiento de la mediática Débora Pérez Volpin, periodista y legisladora, sólo los que amamos a Bodoc pudimos elevar una oración por su alma, ya que su difusión se vio empañada por otra gran pérdida, el mismo día. El público tomó conciencia de a poco de lo que había ocurrido.
        Cuesta imaginar que no saldrán a las librerías sus nuevos títulos, que dejarán de publicarse sus hechizos para disolver todo mal, para diluir la pena, sus escenarios tan argentinos,  sus fórmulas expiatorias de rencores y pócimas para darle fuerza al amor. Quedará su Espíritu Femenino posando sobre nuestras vidas, para inspirar a quienes la recuerden a través de su obra a hacer un mundo mejor cada día.
Gracias Bodoc por regalarnos la llave de tu mundo fantástico.