El Festival Elegidos y Elegidas que se celebra en el Teatro Colón sigue revolviéndonos las tripas a quienes amamos la Lírica. En un escenario en dónde llegó a cantar el mismísimo Caruso y por dónde pasaron las grandes voces del mundo, se reunieron, ufanos, Palito Ortega, Marilina Ross y el Chaqueño Palavecino a presentar al son de un repertorio lamentable , sus graznidos espeluznantes. Que la gente que los admira haya ido a presenciarlos no me parece mal, pero que los que se dicen artistas disfruten del escenario creyendo que son artículos de alta gama me hace desternillar de la risa hasta las lágrimas.

      No estoy en contra de la música popular en absoluto, pero la banalización de lo erudito me parece un recurso precario del gobierno de Rodríguez Larreta para hacer creer que contempla a los pobres, cuando a simple vista constatamos que nunca hubieron tantos linyeras por las calles ni tanto trapito en las veredas. Aliados al gobierno nacional, ya no saben cómo acercarse a la plebe sin fruncir la nariz y mostrando una ignorancia a prueba de balas, abren el Templo de la Lírica a quienes desparraman los pochoclos por el piso y vuelcan las gaseosas en el tapizado.
       Se cuida lo que se ama . La  colonoscopia que nos hicieron a los melómanos éste verano es la prueba fehaciente de que nuestros representantes políticos , por más doble apellido que porten y fortunas en Panamá, en verdad son bastante ignorantes.