La columnista Claire Miller, en una nota de mes de febrero del año pasado en el prestigioso diario New York Times define feminismo de la manera más simple y directa posible. Según la norteamericana,  la palabra más requerida del 2016 según el buscador Google se resume en  creencia en la igualdad entre hombres y mujeres. Tan simple y tan complicado a la vez. Es tan arrolladora la ola del lo que ella nombra como la “educación rosa”, que a los varones niños les está costando ubicarse ante el nuevo rol .

      Las madres de hoy saben que sus hijas podrán ser camioneras o astronautas , pero no sucede lo mismo con las educadoras de varones. Cuando existe una vocación marcada para la danza, el arte textil o la plástica, los niños suelen ser francamente discriminados por nosotras. Por esa razón, como suele hacer la línea editorial del NYT, la autora del artículos propone diez tips para tomar en cuenta a la hora de orientar a los hijos.

     El primer consejo es dejarlos llorar. Las lágrimas no conocen los géneros, es tan auténtico el llanto de una niña como el de un niño. El segundo, darles una buena imagen de varón. En el caso que no esté el progenitor, que sean hombres dignos y admirables los que estén a su lado. El tercer tip es dejarlo usar el color que quiera, tanto para los utensillos del colegio, como para la vestimenta. Cuando sus gustos son respetados, hay  autovaloración . Luego, viene el tópico que se refiere a enseñarle a cuidarse a sí mismo. Cocinar, limpiar e higienizarse deben ser metas a alcanzar desde pequeños. El quinto tópico es que aprendan a cuidar a otros. Seguimos siendo las mujeres las “enfermeras” del otro, ítem que incluye a los animales y a las plantas. Visitar a un amigo enfermo y llevarle la merienda disminuye la agresividad de manera notable.  Estimular a que tenga amigas es de los consejos más interesantes. Naturalizamos que hay un largo período en el que los varones sólo quieren estar con otros varones y eso no es cierto. El sexismo de los juegos propuestos por los adultos demarca ésa frontera que para la naturaleza es inexistente. El séptimo es leerle historias en la que haya protagonistas de ambos géneros. No utilizar el término niña como un peyorativo, no ridiculizarlos si él tiene debilidades. Todos las tenemos. Enaltecer su persona y no su sexo. Cuando nos respetemos por lo que somos, estaremos parados ante un mundo mejor. Y el último, reconocer que ella, su madre, ante todo es una mujer.