Es asombroso ver cómo se cae el mundo de las celebridades. Sin cámara ni acción, ya no saben qué hacer para atraer la mirada del público, otrora cautivo y ahora, confinado. Madonna canta en el baño de su mansión que se quedó sin comida, Kim Kardashian  en un programa de tevé norteamericano contó cuánto le preocupa la crisis social . Sharon Stone pinta horribles cuadros al óleo y don Terminator Scharzenegger alterna  paseos en parque de su casa con un burro y un pony, muy a gusto los tres. No, las redes sociales no son las responsables de esta decadencia. En el afán de protagonismo, en una crisis de abstinencia sin precedentes , ellos publican fotos y videos en Twitter, Facebook  e Instagram que en vez de enaltecerlos y recordar sus tiempos de gloria, muestran el lado oscuro de la Luna, la faceta menos glam  que puede tener un famoso.

Argentina tiene su propia fauna. La actriz y cantante Inés Estevez publicó en Twitter que está por caer en la indigencia por la cuarentena instalada por el Decreto Nacional de Urgencia desde finales de marzo, por falta de ingresos. Es sabido que hay mas de 300 obras de teatro suspendidas sólo en Capital Federal y 60 giras en todo el país  y toda la clase actoral, fervientes votantes de la fórmula Fernández-Fernández en su gran mayoría, la están pasando muy mal. La mediática Wanda Nara abandonó Italia por la pandemia y se refugió en Francia, recordando el proverbio popular que dice de Guatemala a Guatepeor, ya que Italia va tercera en el ranking de contagios y Francia la sigue en el cuarto puesto.

¿Podrá el COVID-19 librarnos de la mediocridad de la farándula, de la superficialidad a ultranza a la que estuvimos sometidos, de la fama adquirida por el escandalete de turno?

El nuevo paradigma que propone el virus es habitar  la interioridad de las cosas , mantener el eje personal, vivir con lo necesario, sin ostentación  y sobre todo, mantener el bajo perfil.¿ Habrá venido a redimirnos del collar de brillantes  y  la peluquería millonaria para las mascotas de Beverly Hills? ¿Tendrá sentido, a partir de ahora, acumular millones de seguidores en las redes sociales, ante la fragilidad de la raza humana?

Muchas preguntas quedan en el aire, ese  mismo elemento contaminado al que aprendimos a temer y a protegernos con barbijos. El COVID-19, ese pequeño rey que, como David, supo portar una corona tras derrotar al gigante Goliat, representante de lo  grotesco y de lo  superficial, quién mantuvo sometido al pueblo de Israel  antes de que el valiente músico le metiera una piedra en el ojo con un hondazo. Sí, para los que no saben David era músico y dedicó parte de su vida a componer himnos de alabanza a quién le sostuvo en ése momento.

Quizá no sea al virus a quien debamos simplemente combatir , sino al caldo de cultivo que permitió que gigantes como Goliat nos fueran amedrentando , asediando y achatando día tras día nuestras conciencias.

Ojalá la ciencia encuentre pronto una vacuna para combatir la pandemia que nos asola, no obstante, deseo con todo mi entendimiento que no perdamos la claridad que supimos conseguir en este comienzo de año singular.

 

(Ilustra la obra  David y Goliat, de Caravaggio)