En el Consejero Social para Novios de Grey Santamarina, popular libro de bolsillo de editorial Cosmopolita del año 1963, podemos encontrar verdaderas perlas del pensamiento misógino. Cómo éstas:
” Balanza de Edades – y ya que de edades tratamos, entérense nuestros lectores de éstas curiosas proporciones. Las mujeres de 16 años suelen casarse con hombres de 29, las de 17 con los de 28, las de 18 con los de 25 y las de 19 con los de 30. Las de 30 con los de 45 y las de 40 con algún galán de 50 o 55 años”.
En ningún momento el Consejero contempló la idea que ella superara al novio en edad. Y agrega:
” desde luego conviene que el hombre sea mayor que la festejada . Según la regla general, con el transcurso del tiempo la juventud hace abandono y con mayor rapidez a la mujer que al hombre.”
Falsas creencias y un desprecio subliminal duermen bajo la figura del consejero sentimental más afamado de la década en la que sonaban los Beatles a rabiar y el flower power pedía paz al mundo. Por fortuna, algunas mujeres que no se aplastaron por el discurso vigente. Amaron y se animaron a ser ellas, sin rendirle cuentas a nadie. Tita Merello fue una de ellas. Juana de Ibarborou, la gran poeta uruguaya, se enamoró siendo una cincuentona de un médico argentino a quién le llevaba varios años. Ambas sufrieron una condena social abrumadora.
En la época de Madona y de Mónica Cahen D’Anvers, un aplauso para la lobas que saben hacer añicos las cárceles imaginarias en la que nos siguen confinando.