Nunca toleré las películas de terror. Me parecen tontas, con un público cautivo que esperan el chorro de sangre y terminan diciendo que no fue lo suficientemente espantosa como esperaban. Las de ciencia ficción, con sus monstruos inimaginables, las orientales, con las pulgas amplificadas del tamaño de un edificio, las antiguas, con Boris Carloff disfrazado para la noche de  Halloween distan mucho de lo que para mí es disfrutar de una película.

     ¿ Para qué necesitamos los humanos sentir la adrenalina que nos provoca el miedo? Nos hace sentir más vivos? Recuerda que nada de eso es cierto, mientras a pocas cuadras de dónde habitamos ésas cosas sí suceden?
       Margaret Atwood, la autora del Cuento de la Criada, dice que todo lo que ella escribe está sucediendo en algún lugar del mundo en éste momento. Creo que mi resistencia a las películas de terror es saber que sin máscaras de Fredy Kruger ni la teatralidad  de Chucky , el muñeco maldito, al algún humano se le estará ocurriendo las mismas maldades para ejecutar a su víctima, sin que le tiemble el pulso,   en éste preciso minuto .