Hablando con mi amiga Laura González, la hija del actor Emilio Disi, café de por medio, caí en una triste realidad mediática. Fue ella la que me abrió los ojos. Con su agudeza habitual y observación de novelista (es autora de El hombre que no conozco, ya en adaptación para obra de teatro) me hizo ver otra injusticia que sufrimos las mujeres y que la sociedad naturaliza. Palabras textuales.
– Viste, Fabi, que somos las responsables por las denuncias más severas que dejan expuestas las redes de corrupción de éste país… Fijáte que en todos los medios, sean gráficos , televisivos o en las redes sociales, en lugar de ponerlos en un sitio de honor por ser fieles a la verdad, pasamos a ser las las Despechadas…
También hablamos que la palabra en sí es despreciativa y encierra un prejuzgamiento de parte de quién lo pronuncia y que periodistas de renombre y programas de gran alcance lo utilizan todo el tiempo como titulares.
Me vine a casa pensando sobre el tema y caí en la evidencia que no es de ahora que esto viene pasando. Sucedió con la Directora de Documentación (secretaria) de Néstor Kirchner, Miriam Quiroga, con quién se comprobó una relación amorosa y que fue la primera que vio los bolsos de dinero que se pasaban de mano en mano en la Casa Rosada.
Años después con Laura Muñoz, la ex de Alejandro Vanderbroele, que comprobó los negocios sucios de su ex marido con Amado Boudou y los dos millones que recibió de la provincia de Formosa, quizá la más pobre de todas, por intermedio de Amado Boudou y la empresa The Old Fund.
Hoy le toca a Hilda Horovitz, la denunciante de Oscar Centeno, el chofer de Roberto Baratta, mano derecha de Julio De Vido.
¿ Qué dirá el diario Página 12 que el 13 de marzo de éste año dijo que la historia de Miriam Quiroga estaba “hecha para vender libros”? Ahora que se confirma que era cierta su denuncia, desestimada por la Cámara de Casación por los jueces Juan Carlos Gemignani y Eduardo Riggi y hoy lo atestigua el mismísimo Centeno en el escándalo de los cuadernos que marcan la Ruta de la Coima .
¿ Cuándo tendremos destacadas nuestras virtudes femeninas, que no sean nuestros atributos físicos? Por qué en lugar de estigmatizarnos como las infelices abandonadas por sus amantes, no giramos la manera de ver las cosas y pensamos que es a través de ésas Despechadas que toda la mugre sale a la luz?