A dos años del centenario de la primera emisión radial en Argentina, sólo un cuarto de las voces que escuchamos son femeninas. Y de ese 25%, la mayoría no conduce, sino que se “hace la linda”, sirve de adorno, festeja los chistes del conductor o hace el papel de tonta. Triste retrato social que deja al descubierto las “preferencias” de seis millones de habitantes que diariamente se nutren de noticias,canciones y acompañan sus quehaceres con la libertad del aparato doméstico menos molesto y el más autónomo de la casa.
En La Red, de treinta programas, sólo una mujer conduce. Según Kantar Ibope Media el 100% de las columnas de economía y deporte están hechas por varones. En Radio Nacional, excepción a la regla, dirigida por Ana Gershenson, esta temática está siendo puesta sobre el tapete, ya que gran parte de las oyentes son mujeres.
El 17, 18 y 19 de noviembre se hará en Mar del Plata un encuentro de radialistas femeninas que intentará visibilizar ésta realidad que pasa desapercibida para la mayoría de las personas. Según Agustín Espada, magister en Industrias Culturales de la Universidad de Quilmes, éste sesgo se profundiza en las radios AM, en dónde las locutoras no llegan a un 20% de los que portan en micrófono. No es casual que éste dato abrumador esté naturalizado. La radio tiene un alcance de punta a punta del país y es un formador de opinión de alta eficiencia. Un micrófono en manos de una mujer inteligente tiene el poder de cien bombas molotov y no estoy segura que el patriarcado nos quiera opinando a diestra y a siniestra.
La expresión popular cuando sugiere desposesión ya lo dice “sin voz, ni voto”. Por ley obtuvimos el voto, espero que por consenso obtengamos la voz y podamos festejar los cien años juntos a la par.