La estación de las flores asoma. Los colores oscuros volverán a la parte menos utilizada del placard, la lana será lavada y puesta entre sachets de lavanda, se hará una selección de lo que nos acompañará el próximo invierno y lo que se irá definitivamente de nuestras vidas. Cuero, botas, salamandras darán lugar a las sandalias, al perfume frutado y al aire libre. Las abejas volarán bajito, asustando a los humanos de la gran ciudad que no saben que  cuando eso sucede lo más probable es que no piquen  porque están llenas de polen. Con ellas vendrán los vientos arremolinados, los estornudos y la picazón, la fiebre de heno, los ojos llorosos y las lagañas matinales. Los que ya se conocen irán al farmacéutico a rogarles cortisona, los homeopáticos nos la bancaremos con una cuota de honor que se consumirá tan rápido como el contenido del frasco de vidrio oscuro y las gotas nasales de apio y oliva. Los que no lleven paraguas se mojarán hasta la médula el día menos pensado y el resfrío lo despertará al día siguiente con la garganta en llamas. Los flacos querrán perder los kilos ganados en el invierno y los resignados pedirán que regrese pronto el frío para que los dejen vivir en paz. Los varones mirarán cada pedazo de piel expuesta como si lo estuvieran viendo por primera vez y nosotras haremos de cuenta que somos invisibles. Las vidrieras expondrán  shorts  y remeritas para usar hasta los veinte años y con más de treinta grados y las veremos desfilar ante nuestros ojos a los veinte grados y a las de más de cuarenta pirulos. Pisotearán los parques los vándalos y los dejarán llenos de plástico, la tranquilidad de las ciudades de ensueño mermará. La gente insistirá en casarse y lo que es peor, lo invitará a que sea testigo del desatino. Prepárense, panópticos, se viene la ojota y el estampado caribeño obligatorio. Antesala del desastre, no lloren, esto no es lo peor que nos pueda suceder. En tres meses vendrá el verano ,  con él los cuarenta grados a la sombra  y las fiestas de fin de año. Ahorre energía y no pierda su capacidad de asombro. Ya lo dijo Leonardo da Vinci, sólo se puede amar lo que se conoce con sus claroscuros. Feliz Primavera.