Nadie en su sano juicio sería capaz de negar la importancia de las redes sociales en el mundo actual. Los vídeos de adolescentes embobados tecleando sin parar, los turistas en el Gran Canal de Venecia hipnotizados por sus teléfonos, el cambio de hábitos de lectura y la fortuna incalculable de sus creadores son algunos de los tantos aspectos con el que nos desayunamos todos los días. No podemos dejar de destacar que la educación a distancia ha mejorado el acceso a los contenidos y la formación profesional a nivel global, que muchas personas salieron del aislamiento a través de las pantallas y otras, sin embargo, se han zambullido en él por el mismo sendero. Ironías tecnológicas. Sopesando en la balanza los pros y contras de la popularización de las redes, dato que no pasa desapercibido para los gobernantes, nos encontramos con un fenómeno que , según mi opinión, no tuvo el debido análisis por parte de los teóricos de la comunicación de masas:  el uso indiscriminado de los tuits presidenciales.

 El Twitter es un servicio de microblogging creado en  2006 por Jack Dorsey que tiene más de 500 millones de usuarios y es considerado el SMS de Internet.  No sólo tiene mas de 800.000 peticiones de búsquedas diarias, sino que fue la manía de la ex presidenta Cristina Kirchner y la actual de Donald Trump, que hace saber sus opiniones, exaltaciones y enojos a través del pajarito azul.
Tal es la pasión del gobernante norteamericano por tuit, que llegó a utilizar ésa vía para contestar una provocación del presidente iraní, Hassan Rohani , generando una crisis diplomática con el país islámico. El persa advirtió en una entrevista que Trump no “jugara con la cola del león” si no quería desatar “la madre de todas las guerras”, a lo que el magnate no tardó en responder “Nunca más vuelva a amenazar a Estados Unidos o sufrirá consecuencias como muy pocos a lo largo de la historia han sufrido antes. ” Todo escrito en mayúscula, que en el idioma tuit reemplaza los gritos.
La respuesta no tardó en llegar, también en mayúscula. “No estamos impresionados. Hemos existido durante milenios y visto la caída de imperios, incluido el nuestro, que duró más que la vida de algunos países. Sea prudente!” . El magnate retrucó  “Ya no somos un país que soportará sus palabras dementes de violencia y muerte. Tenga cuidado!”.
Podrán las redes sociales eliminar la tradición diplomática de un país democrático por excelencia?
Por lo pronto, panópticos, me parece de mal gusto que el portavoz de las decisiones oficiales del gobierno que fuere sea el pajarito californiano. Un poco de dignidad, señores.