En la mitología nórdica se le llamó Ragnarok o crepúsculo de los dioses al final de los tiempos. (En el antiguo sueco ragna significa cosa de reyes y roekr, oscuridad) . Los vikingos no creían en nada inmortal, incluso sus dioses eran mortales. Para ellos, la era de oro ya había sucedido y aquellos que fueran capaces de morir luchando en sus propias batallas les estaba destinado el Valhalla, el palacio de Odín, la morada eterna del padre de los ases. Aquí, en el midgard, en el mundo del medio, estamos bajo la trama de las hermanas nornas, las tejedoras del destino. Urd representa el pasado, la creación y la conservación del mundo. Verdande, el presente, recuerda las hazañas de los héroes para que dignifiquemos nuestro paso por la Tierra y Skuld, la hermana del futuro, nos encamina hacia la sabiduría y la muerte. A ningún habitante de las tierras de Escandinavia en el siglo VIII se les hubiera ocurrido durar eternamente. ¿ Y quién vence a los dioses?

Borges en un cuento de  El  Hacedor imagina el regreso de los ases en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras a finales de los años cincuenta. Al comienzo, ante la sorpresa,  todo fue algarabía y emoción. Volvían los dioses de su destierro secular.  Luego, la decepción por verlos a destiempo,  raídos e ignorantes.  En un ojal sangraba un clavel; en un saco ajustado se adivinaba el bulto de una daga. A los personajes del cuento no  les quedó otra opción  que sacar sus revólveres y dispararles a quemarropa . ¿ Quién puede soportar pasivamente la decadencia de una estirpe gobernante?

En la época monárquica el rey llevaba una corona por ser el representante de las fuerzas divinas en la comunidad. Era el responsable por regir y comunicar la voluntad del cielo a los humanos. Se creía que los dioses se comunicaban con ellos en especial. Si la corona era de hierro, material con el que se hacían las espadas, el rey era un guerrero. Si era de plata, metal noble y ligado a la luna, pertenecía a la  línea sacerdotal  y si era de oro, el monarca era incorruptible. Sabemos que los alquímicos no buscaron el el Medioevo  la Piedra Filosofal  para cotizar en oro transubstanciado  en el mercado de valores, sino para alcanzar las virtudes más elevadas del espíritu y así ayudar a la evolución de la humanidad.  La nobleza nada tenía que ver con la yerba mate ni con la revista Hola , sino  que pertenecían a la corte por su lealtad al rey , lo que conllevaba vencer guerras a su lado y trabajar por el bien común. También la monarquía tuvo su ocaso. Si bien aún siguen existiendo monarcas, su función está muy alejada del poder de otrora.

Recuerdo cuando la revista El Planeta Urbano, hace unos años, me pidió para su edición de diciembre una nota predictiva. La idea era que unos cuántos místicos, brujos, runistas y adivinos nos enfocáramos en los acontecimientos del año que se anunciaba. Al editor jefe no le gustó nada lo que escribí , de hecho rechazó la nota , aunque tuvo un gesto que valoré mucho, quiso pagármela  y no acepté. Tengo por ley cobrar lo que publico. Por curiosidad, ese enero leí la opinión de mis colegas en la playa, panza arriba. Lloverían inversiones y la Argentina crecería como en la pos guerra. Moriría una diva del espectáculo. Ganaríamos un Nobel más. Recordé el cuento de Borges y  mientras tomaba una caipiriña, pensé,  menos mal que no me gustan las armas.

En la  Visión de la Adivina de la  Edda Mayor anuncia la profetisa  que  uno de los primeros signos del Ragnarok  será la liberación de la  prisión de Fenris, el lobo del mal .  En pocos días asumirá un nuevo presidente en Argentina que promete hacer lo mismo con personajes negros de la Historia nacional. También anunció que derogará el decreto firmado por su predecesor Mauricio Macri  que declara a Hezbollah como organización terrorista, echando por tierra años de trabajo alineados con la sensatez y la paz mundial. Olvidemos que se aclaren los atentados de la Amia y Embajada de Israel. Preparémonos para ver como el Sol se apaga, como la tierra se hunde en el océano y cómo las estrellas se despegan del firmamento  una a una, hasta que reine la oscuridad.  Muchaches,  después no digan que no les avisé:  se viene el Ragnarok argentino.

 

 

(Escena de la película Thor, de Marvel)