Hay cosas que se dicen y no se piensan. Hay cosas que se piensan y se dicen y otras que callamos porque no las hubiéramos querido siquiera pensarlas. Están las que no hubiésemos querido proferir, las que no recordamos haber pronunciado y las que no entendemos cómo se escaparon de nuestra boca.
Hay cosas que escuchamos todo el tiempo, un ruido blanco ensordecedor, otras que no somos capaces de escuchar y las que no soportamos.
Hay frases que escuchamos y no comprendimos, están las que daríamos un millón por oír y no las escucharemos en esta vida. Están las palabras alucinadas, las propias, las prestadas, algunas sin filtro, otras encubiertas, algunas son inocentes, otras protocolares. También están las inaudibles y las impronunciables.
Quizá conocerse sea la aventura de cruzar juntos ese territorio. Disfrutar de sus bellezas. Esperar en el margen opuesto del río cuando el otro se demora, rescatarlo si es necesario y descansar en los silencios. Recorrer de la mano esa geografía espléndida y accidentada.
(Ilustra obra de Malcolm Liepke)