Nombre de banda de los ochenta, preocupación de las madres de los niños que van al jardín, de toda la comunidad médica que los estudia para combatirlos, pesadilla de los amantes de las computadoras, hoy abordaremos otro aspecto de lo viral: el energético. Ya lo dijo el Rey Salomón, no hay nada nuevo bajo el Sol, lo que se propaga en el mundo de la materia es porque ya cumplió las leyes de lo abstracto y se manifestó desde los planos sutiles. Solamente puede un virus ser real cuando antes actuó desde lo energético, cruzando el umbral delicado que separa los mundos. Es una de las leyes dela Alquimia Sagrada, representada por la serpiente que se muerde la cola.
Hablando en criollo, no sólo un organismo se contagia, también un ambiente, una atmósfera y una situación. Así cómo existen seres patógenos capaces de ser estudiados por un microscopio que dañan a seres vivos, una casa, un grupo de trabajo y un equipo sufren los mismos avatares desde el plano sutil. La famosa “mala onda” no es una simple expresión de fastidio, de hecho se propaga por el aire a través de ondas electromagnéticas. Durante milenios fuimos desarrollando receptores capaces de detectar los peligros que nos circundaban. Los últimos trescientos años, desde la Revolución Industrial, fuimos aletargando ésos mecanismos, delegándolos a las máquinas. Fuimos dotándolas de recursos que poseíamos, desentendiéndonos de ellos, a punto de no saber si estamos o no en un ámbito riesgoso.
¿Cómo detectar un ambiente contaminado por el virus de la mala energía?
– presión en el plexo solar, zona de los pulmones y corazón;
– dolores de cabeza o mareos;
– falta de concentración;
– mal humor;
– ganas de huir de allí;
– discusiones frecuentes;
– se mueren las plantas,
– el amor y la prosperidad merman.
Para comprobar si estamos o no en lo cierto, los antiguos tenían un truco que podemos utilizar sin gran costo. Compre tres limones y déjelos en el lugar a chequear por algunos días a temperatura ambiente. Si se pudren, la cosa anda mal. Si se achicharran desde la cáscara y el interior se mantiene intacto, son cosas que devienen de su frondosa imaginación.