¿Qué sucede cuando lo que escuchamos reverbera en nuestro interior como una gran verdad? O cuando  nos apasiona estudiar tal o cuál tema porque  resulta tan placentero que parece que lo supiéramos de antemano, de toda la vida? Cuál es el proceso interno, profundo, de un encuentro de almas con quienes tienen la capacidad de leernos sin tantas vueltas, en contraste  con aquellos con  quienes tenemos que remar en dulce de leche? Estas cuestiones aparentemente banales están siendo revisadas hoy por la filosofía y la psicología contemporáneas.  Sus frutos ayudan a guiar a los maestros, pedagogos, estudiantes, antropólogos y a los que trabajan con personas en general. Comprender la estructura del lenguaje , el alcance de las palabras y sus campos de conciencia nos abre un pluriverso en dónde se vislumbra la diversidad del ser . Ese término, acuñado por el pensador William James, el hermano del escritor Henry James, define la comunicación como un mosaico hecho de una vasta  pluralidad de particularidades , colores, tamaños y texturas diferentes que, finalmente, coincide en un mismo tiempo histórico, indispensable  para comprender al individuo. El autor dice que el ochenta por ciento de nuestra vida nos encontramos motivados por reflejos: qué quiere la sociedad de mí, mis padres, el colegio al que asisto, el grupo religioso al que pertenece mi tradición, el país que habito, el cuento que conté a mí mismo y tan sólo el veinte por ciento de nuestra vida  nos movemos por resonadores, que es el dispositivo de nuestra psiquis en donde  duerme la información secreta que  poseemos de  las cosas que nos interesan de verdad, de las personas que sentimos de verdad y de todo lo que no hace falta que nos cuenten porque de una manera secreta ya lo sabemos. Es cuestión de encontrarlo y no perderlo de vista.

En el trabajo de lectura de runas es mucho más interesante cuando el consultante encuentra su resonador y lo explora a cuando   trabaja con  el reflejo de los espejos sociales a los que está sometido. A veces demora que eso suceda, tan sólo con un encuentro casi nunca es suficiente. Muy distinto a la dialéctica hombre rubio, mujer morocha en la que se basaban los encuentros esotéricos del pasado, el nuevo paradigma de los oráculos  consiste en darles a quienes los  consulten herramientas para que construyan desde el símbolo un pluriverso rico en experiencias y  posibilidades. Lejos de convencerlo de algo, de funcionar por reflejos, el buen consejero diseña con el consultante un mapa del tesoro, a sabiendas que la aventura y la expedición dependen de su logística, pero los méritos y el alcance de los resultados, para su felicidad,  son el  triunfo del otro.

 

 

(Biblio – Lapoujade, David. Ficciones del pragmatismo. William y Henry James. Buenos Aires, Cactus, 2021.

Bergson, Henri. Materia y memoria. Ensayo sobre la relación del cuerpo con el espíritu. Buenos Aires, Cactus, 2006)

Ilustra obra de Nicoletta Tomas Caravia.