_ Ewoh es un nombre como cualquier otro, dijo con la seguridad de un adulto cuando los compañeros del colegio nuevo reían bajito por lo extraño que sonaba. Al poco tiempo se los escuchaba gritándolo por los pasillos, en el patio de juegos , en las salidas y en los cumpleaños.
_Vení a casa!
_No faltes, porfa, sin vos el campamento no será lo mismo.
_ No nos dejes solos. El equipo te necesita.
En menos de tres meses Ewoh se había ganado el corazón de todos, incluidos los profes y los administrativos. No tenía mamá, un cáncer se la había devorado cuando tenía treinta y seis años y él, ocho recién cumplidos. Su vida no había sido fácil, sim embargo, su pureza era única, su capacidad de ayuda, inigualable, y esa alegría no impostada, algo pocas veces visto. _ Ella me cuida desde el cielo, decía cuando le preguntaban cómo hacía para tener tanta fuerza.
Transhumanos, esa mezcla de ángeles y Homo sapiens caminan entre nosotros. Se llaman Sofía, Juan o Herbert, no se fijan para encarnar en clase social, ni en raza ni en credo. Un nombre como cualquier otro . Está en cada uno de ustedes encontrarlos, reconocerlos y disfrutar de esa luz tenue que nunca se apaga.
Imagen de Olga Suvorova