¿ Por qué repetimos conductas? ¿ Qué necesidad tenemos de ir a los mismos sitios, hacer recorridos iguales al de nuestros antepasados y, cada tanto, cometer los mismos errores? Según Mircea Eliade, gran mitólogo del siglo XX nacido en Bucarest, el hombre arcaico que vive en nosotros no conoce ningún acto que no haya sido marcado por sus predecesores . Todo ha sido vivido anteriormente por “otro”. Lo que él hace, ya se hizo. Ése es el origen dela fuerza de los rituales e iniciaciones. Cuánto más veces hayan sido realizados, más poder revisten. Sin embargo, las sociedades hieráticas ( sin movilidad social, en la que el abuelo, el padre y el hijo serán zapateros) por naturaleza serán conservadoras y rechazarán los cambios que quieran implementar sus integrantes. Ésas sociedades suelen ser simbólicamente muy complejas, pero  poco creativas. Actualmente se las puede encontrar en Asia, África y Medio Oriente. No obstante, si observamos según el lente de Eliade a Occidente, vemos sociedades altamente innovadoras, que hacen de la creatividad en algunas áreas de desarrollo su motor de cambio, pero poco propensas a los ciclos de repetición que requiere el encuentro con lo divino.Vacías de contenido, van perdiendo fuerza y vitalidad con el paso del tiempo.

     Repetir conductas marcaría en la actualidad  la pauta de reconocimiento grupal o familiar, estamparía el sello que otrora era dado por las iniciaciones de ingreso a la edad adulta (servicio militar), a la fertilidad (fiesta de 15) o a la vida matrimonial (despedida de soltero). Descaracterizadas de su objetivo principal ( que era habilitar al individuo a una nueva etapa de la vida comunitaria) hoy ésos demarcadores sufren una distorsión notable, llegando a veces a la violencia desmesurada, como sucedió con el caso del soldado Carrasco, en el que el joven perdió la vida en el ingreso al Ejército, hecho que suspendió el servicio militar que hasta entonces era obligatorio a los varones de 18 años.
 Es frecuente escuchar a las quinceañeras elegir entre fiesta y viaje, sin tener la menor idea que durante milenios ése ritual nos permitió a las mujeres ingresar con el pie derecho al universo de los misterios femeninos. Ni hablar del despropósito de las fiestas de egresados, que se han vuelto un negocio para las agencias de turismo y las despedidas de solteros en la que abundan los excesos.
 Ojalá recuperemos el sentido de lo sagrado de nuestras vidas , sin repetir tantos errores, celebrando la vida con conciencia y creatividad.
(Obra de Henri Matisse, La danza)