Prefiero hablar sobre la Verdad. Opuesto luminoso, hace milagros, abre consciencia y libera el dolor de la culpa. Sana las dolencias de las historias familiares, de los traumas de guerra, disuelve  los inexplicables bloqueos laborales, cura órganos físicos, nos conecta con el amor y restituye el poder del bien en todas sus formas. El Psicoanálisis conoce muy bien la importancia de decirse la verdad, que no siempre es fácil de entender, no es simple, ni está al alcance de la mano. Es el  Sacramento de la Reconciliación moderno, la confesión. Se ejerce la mentira por acción u omisión. Tiresias sabía que Edipo se había casado con su madre, tras haber matado a su padre y que por esa razón la ciudad de Tebas sufría el flagelo de la peste. Pero Tiresias era ciego. Veía lo que nadie ve, era el oráculo del rey . No veía lo que todos ven. Fue el ciego el que predijo lo que sucedería y, sin embargo, no pudo evitar la muerte de su señor, ni la trama que se entretejía entre Yocasta y Edipo. Hasta que Tebas no tocó fondo, nadie le creyó.

       Cuando supo la verdad, el joven rey se arrancó los ojos. Lo que la naturaleza había hecho naturalmente con el sabio Tiresias, él lo buscó por mano propia. No hay peor ciego que el que no quiere ver, pero hay unos pocos que se enceguecieron por todo lo que han visto. La ceguera de los sabios provocada por la enceguecedora luz del cielo  es la que muestra el recto camino. Ojalá podamos reparar nuestra visión dañada de nosotros mismos y elijamos vivir desde ésa luz.