Cuando supo el padre de San Francisco de Asís que éste le había vendido la mercadería de su negocio a bajo precio para costear la restauración de una iglesia que se derrumbaba, lo denunció como ladrón y lo metieron preso. Cómo podía imaginar que la vocación de su hijo lo llevaría a ser uno de los santos más famosos de la historia del Cristianismo? Cuántos actores, cantantes y artistas plásticos han sido despreciados por sus padres y tutores por no cumplir con las expectativas ? Acaso el gran Kafka en su libro ” Carta al padre” no centra el texto en lo frustrado que se sentía por ser diferente al resto de la familia ? Sin embargo, no por eso dejó de escribir.
La vocación es un don que grita en el interior del ser humano. Es tan poderoso que no se calla ante nada.
Cuando abrimos mano de un sendero que nos fue asignado, es porque no se trataba de  una verdadera Vocación. La cantante Elis Regina, antes de suicidarse, dijo que lo único que la traducía como habitante de éste  mundo era su música. Lo mismo, con otras palabras, dijo Virginia Woolf con respecto a la escritura.
Veo a médicos con guardias de cuarenta y ocho horas que dejan su juventud obedeciendo las señales del duro camino de la Vocación, a profesores que compran material didáctico con su escaso salario para dar una mejor clase a sus alumnos , a sacerdotes que viven en las villas miseria para asistir a sus fieles, haciéndose uno más entre ellos . A madres que no se amilanan ante la dificultad para criar a sus hijos. De manera inexplicable, dejan transparentar cada tanto una sonrisa luminosa.  Hoy quiero dedicarles ésta columna a los que hacen su tarea con pasión. En un mundo en dónde la abnegación es mala palabra, en dónde el individuo vale tanto como un voto, en el que el 1% de la población acapara el 99% de la riqueza, viva los seres humanos que siguen la voz audible de la Vocación!