Ya van dos varones jóvenes que conozco que se hicieron una vasectomía. Motivo: eligen no tener hijos. Uno de ellos ya los tiene y el otro no quiere tenerlos. Ambos son extranjeros. Ayer leí por Infobae que Juan Manuel Gorga, un arquitecto argentino de 40 años , luego de estar en pareja diez años con su mujer y de haber tenido hijos, se sometió a la operación que le permitirá acceder a un método anticonceptivo eficaz, sin contraindicaciones y que no dependerá (como suele suceder) solamente de su cónyuge. Y agrega “hay que terminar con el mito del macho inseminador”. Nueva generación que nos hace volver a creer que la Evolución. Están más preocupados en ver quién la tiene más clara en lugar de quién la tiene más larga. Piensan en la carga innecesaria de hormonas que sus mujeres tendrán que tragar todos los días, para la alegría de los laboratorios, en la vasodilatación que eso ocasiona, en el ciclo menstrual regulado químicamente, en lo invasivo que son los DIUs (no recomendado para todas) y en lo incómodos que son los profilácticos y en todos los tabúes que no nos atrevemos a cuestionar.
La generación de Juan Manuel no le teme al futuro, a que se le mueran los hijos y no poder sustituirlos (aunque parezca antidiluviano, en el pasado era común que eso sucediera), no se siente menos varonil por dejar de ser fértil y se anima a pasar de la raya para colaborar activamente en la planificación familiar.
Haber vivido en España ocho años le abrió los horizontes para tomar la decisión. Allá el Estado colabora para que los hombres se animen a la vasectomía, que es una cirugía reversible. Cruzar el charco nos hace más cultos y humanos, por cierto.
Opino que el mito del “macho inseminador” pertenece a un comportamiento primitivo que redunda en la paternidad no responsable, en las violaciones y , sobretodo, en la falocracia que impera en nuestras latitudes.
No faltaron las opiniones contrarias a la nota , diciendo que todo está bien cómo está y que Juan Manuel es un gil. Tratan de que la Tierra no gire. Y bueno, gira y gira, es bueno que se acostumbren, muchachos.
Felicitaciones a los hombres que se animan a participar activamente de la anticoncepción programada. Las hago extensivas a todo aquél que se atreve a pensar un mundo distinto, más solidario y que nos incluya a todes por igual.
(Ilustra obra de Maxfield Parrish)