Podría escribir sobre el poder de la memoria olfativa, del Boca y River de ayer, de la extraña grieta que nos divide a los que vivimos en Argentina y que cada día es más larga y más ancha. Podría  sugerir recetas de fin de año y aconsejar sin que me lo pidan, tan frecuente en los medios de comunicación de éstas latitudes. Sin embargo, hablaré de un libro y de una autora argentina, joven y talentosa, que se ha animado a enfrentar a los pesos pesados del mundo de la industria alimenticia. Hablaré de su coraje y de la enorme capacidad de investigar qué creemos que comemos y qué es lo que ingerimos en verdad. Dinámico, vivaz y sorprendente,  Mala Leche, el supermercado como emboscada ya está entre los más vendidos a una semana de su lanzamiento.

El libro cuenta las peripecias de una madre que trata de enseñar a su hijo adolescente a alimentarse. Habla de la diferencia sustancial entre comer y nutrirse. Se anima a recorrer tambos, industrias y laboratorios en dónde se procesa, perfuma y maquilla el alimento basura que nos venden a precio de oro. Enfatiza qué es alimento y qué es producto alimenticio. Nos deja con la boca abierta, se los puedo asegurar…

Pero lo más interesante de la obra de Sole, a quién conozco desde que era una adolescente, es la gracia con la que cuenta el envenenamiento masivo que sufrimos  y los interrogantes que nos propone para que no nos dejemos llevar pasivamente al matadero.
Estremecen algunos datos. Paciencia. Con tal que cambiemos nuestro modo de pensar  tras haberlo terminado de leer , sabremos que el tiempo y el dinero invertido no fueron en vano. Luego, lo que cada uno hará con lo aprendido, corre por su cuenta. Los libros deben cambiarnos la vida y el que no lo hace, tírenlo a la basura. Es un objeto de decoración inservible. En el caso de que sí lo haga guárdelo , recomiende y opine sobre él. Más que un artículo que otorga status, el libro es un transmisor de conocimientos y en éste caso en particular, Mala Leche (tal como sucedió con su hermano Malcomidos) para el que esté interesado en el cambio de paradigma que propone la nueva mirada sobre la  alimentación ya es una obra fundamental.
 Larga vida a Soledad Barruti ! Bella en su presentación, irrompible en las convicciones  y con una escritura de muy, muy buena leche.
(ilustra pintura de Susana Lischinsky)