Una vez a la semana recordaremos los grandes femicidios argentinos. Para encabezarlos, refrescaremos la memoria de la muerte de la socióloga de cincuenta años que vivía en un elegante barrio cerrado de la zona norte de la provincia de Buenos Aires y que fue asesinada con cinco tiros en la cabeza. El caso fue tan popular como el juicio a las Juntas Militares, no obstante, no hay un sólo detenido por el crimen. Reconstruyamos la escena.
Un final de tarde de primavera, al terminar un River-Boca, María Marta sale de una reunión con amigos y recorre las calles arboladas de Carmel con su bicicleta e ingresa al chalet en el que vivía con su esposo, el broker Carlos Carrascosa. Supuestamente llena la bañadera para zambullirse a disfrutar de un momento de placer y nunca más vuelve a levantarse. La encuentran en un charco de sangre, con la cabeza destrozada. La familia organiza los ritos funerarios con honores recordando al personaje del Padrino cuando ordena a sus secuaces , ” que parezca un accidente”. Al mes, el forense pide una autopsia detallada, que revela que la historia estaba muy mal contada :el cráneo de María Marta se rompió por el impacto de cinco balas calibre 32. Se inicia una exhaustiva investigación en la que imputan al marido por homicidio, al cuñado Guillermo Bártoli acusado de gestionar un atestado de defunción falso; al hermanastro Juan Carlos Hurtig por esconder el pituto (algo así como el cadáver de la bala) y tirarlo por el retrete; al hermano Horacio por pedir que no intervenga la policía, al vecino Sergio Belinello por tratar de coimearla; a la masajista Meatriz Michelini por limpiar la escena del crimen y al doctor Juan Ramón Gauvry Gordon por adherir a la teoría del accidente y no avisar a la policía. Menos la masajista, todos fueron condenados. Otra figura controvertida era el vecino Nicolás Pachelo, con quién María Marta se llevaba particularmente mal. Era el típico malviviente que se esconde en la espesa arboleda del country , lleno de antecedentes criminales por hurto y tráfico de drogas. Una versión prehistórica de los integrantes de los carteles que hoy habitan en las inmediaciones.
Ninguna de las manchas de sangre correspondían al ADN de Carrascosa, motivo principal por el que lo sueltan el 20/12/2016. Por considerar que no eran relevantes las pruebas contra los demás imputados, liberaron a los detenidos de la Unidad 41 de Campana. Como dice la canción de Cerati,
otro crimen quedará sin resolver…