Panópticos, tiemblan los mercados del mundo. El presidente Donald Trump tuiteó que Amazon causa daños enormes a los comercios minoristas que pagan impuestos y las acciones de la empresa se desplomaron el 1,2%. Que un presidente tuitée es como si la maestra de grado se pusiera el dedo índice en la nariz hasta el cerebro. Los presidentes no son reyes, ya lo sabemos, pero nada impide que los que cuidan la imagen del país más poderoso de occidente aconseje una reeducación urgente de su presidente. Hay cosas que no se hacen por investidura. Abusar del dorado es otro de sus deslices . Su mujer tiene los ojos tan achinados que no debe ver muy bien qué hace su esposo. Confío que pueda ser un recurso de supervivencia y la comprendo perfectamente. Todos se compadecen de Melanie. Las esposas de los jefes de estado que visitan Estados Unidos la saludan primero que al presidente, con verdadero cariño, en las manifestaciones masivas la recuerdan como rehén de lujo y no hay cristiana, luterana o budista que quiera ocupar su lugar. Ha logrado un consenso, sin jamás haberlo buscado. Todas estaremos listas para consolarla cuando decida volver a abrir los ojos. Estoy convencida que demorará cinco minutos en ponerse los zapatos y salir disparando en la dirección opuesta a la Casa Blanca.