El equipo de fútbol cinco para no videntes es un ejemplo de superación y de que sí, se puede.

La pelota tiene un cascabel que los orienta a través de la audición, deben gritar “voy” para que no se produzcan encontronazos y el arquero es el único del equipo que ve. Llenos de entusiasmo, llegaron a ganar los mundiales en el 2002 en Brasil y 2006 en Argentina y a consagrar a Silvio Belo, capitán y goleador, como el mejor jugador del planeta.
      De bajo perfil, los Murciélagos no dejan de sorprender por la gracia del juego, la velocidad de los pases y por lograr lo inimaginable,  un juego tan sincronizado que  resulta una coreografía en dónde cada jugador  resalta su aptitud.
      Los seres humanos no sólo corremos los límites de la realidad yendo al espacio sideral, creando megaestructuras o curando enfermedades epidémicas. Al superar las dificultades que la propia naturaleza nos impuso damos testimonio de lo extraordinarios que podemos ser cuando nos lo proponemos. En éso los Murciélagos también son cracks.  Al final, los especialistas afirman que todos somos adictos a algo, a la  sal, al azúcar, a los cigarrillos, al alcohol, al  trabajo o a las relaciones tóxicas y que la discapacidad no se limita a la de los sentidos físicos. No saber amar, perdonar y ponerse en el lugar del otro es la única discapacidad que nos hace inferiores a los demás.