Los chamanes son sanadores espirituales de los pueblos originarios. Sus prácticas rituales y ceremoniales se extienden en todo el planeta. La palabra shaman, que engloba hoy a todos los que se dedican al cuidado de su comunidad a nivel físico, mental y espiritual, proviene de Rusia, de la tribu tungus, en Siberia. Durante milenios, antes de los viajes de conquista del siglo XVI, ésos hombres y mujeres han sido responsables por devolver al individuo de la tribu el eje perdido. También eran funciones chamánicas revelar, proteger e iniciar a los integrantes de la comunidad a las diferentes etapas de la vida.

        El neochamanismo es una corriente creciente que tuvo el puntapié inicial en 1969 con el interés editorial repentino que generó la tesis doctoral sobre antropología del peruano Carlos Castañeda. El autor se volvió una celebridad, se nacionalizó estadounidense y murió en California en 1998 dejando una puerta abierta para la recuperación de una cosmovisión diferente a la instalada por la cultura blanca dominante, en dónde la relación con la naturaleza es de dominación y sometimiento, en vez de la tradicional aborigen, generalmente de integración y gratitud. El regreso a lo simple y natural, a lo alternativo, cobró un nuevo impulso con las investigaciones sobre las costumbres de otros pueblos y creencias.Se destaca la obra de Michael Harner sobre los nativos del Alto Amazonas, Peter Furst y Barbara Myerhoff sobre los chamanes mejicanos, Jacques Lemoine sobre los hmong e yao chinos y Serge King sobre los hawaianos. A todos ellos les debemos una mirada más amplia que la que heredamos de nuestros antepasados europeos, a la que no renunciamos, pero nos damos el gusto de enriquecer. De esa fusión nace el hombre nuevo, que no se cree superior ni tampoco el dueño de la verdad, amante de la naturaleza, observador de los astros y cuidador de la sabiduría de los antiguos habitantes de la Tierra.