Un hecho violento en una relación de pareja se anuncia desde el noviazgo. Esa premisa fue la piedra basal en la que se fundamentó la encuesta realizada por el Ministerio de Desarrollo Humano para detectar signos de alerta en 8500 mujeres de diferentes edades . El resultado obtenido fue abrumador:  un 72% respondió ser controlada dónde están, con quién y qué están haciendo. Un 59% fue acusada por sus parejas haberles sido infieles sin motivo y haber coqueteado con otros hombres. Un 52% de ellas afirma que a sus novios les molesta que salgan con amigas.

         No sólo el golpe físico  es motivo de preocupación en una relación desigual. Que la mujer sea parte de un patrimonio, que el hombre se sienta su “dueño” y la cosifique es un paso previo a que decida sobre su cuerpo , su carrera, su libertad y por su vida.
         Los celos no pueden ser el justificativo para que ésta danza nupcial se transforme en tragedia. Venimos de una Justicia representada por jueces como Zaffaroni que afirman que “con luz apagada, no hay violación”, en la que nos sentimos obligadas a crear conciencia a partir de nuestra propia red de contención. Iniciativas cómo la de Guadalupe Tagliaferri, la ministra de Desarrollo Humano de la Ciudad de Buenos Aires,  en poner sobre el tapete la manera que tenemos de relacionarnos, nos sorprende como la  brisa fresca en éstas calurosas jornadas de verano.