El chamanismo está de moda. Los desavisados hacen rituales y  celebran fiestas que no tienen idea de dónde vienen ni para qué fueron instauradas. Fuman hierbas con nombres raros, se cuelgan patuás, amuletos y talismanes de los cuales saben muy poco, invocando fuerzas ajenas a todo el  universo simbólico que las valida.

 Vinicius de Moraes era bautizado y practicaba el Candomblé, se decía “el blanco más negro de Brasil” y eso no le impidió que fuera el diplomático más exitoso que tuvo el país verdeamarelo. Piadoso y humanista, llegó a la religión africana por  curiosidad  y se fue enamorando de sus prácticas, de sus dioses y costumbres. Río de Janeiro y Bahía son provincias que exudan africanismo, es natural que sus habitantes se sincreticen, se juxtapongan. Lo mismo sucede con la cultura del noroeste argentino y la tradición Inca.

Siguiendo ésa tradición, que nos atañe territorialmente y  representa la identidad del pueblo argentino, festejamos el primero de agosto Día de la Pachamama. Personificación de la Madre Tierra, dueña de los frutos y los paisajes y de la vida en todos sus ropajes, el ritual culmina con las ofrendas que se depositan en un hoyo que representa el altar viviente, dentro del mismísimo cuerpo de la diosa. Hojas de coca, caña, gemas y flores son  entregados con devoción en agradecimiento a todo lo que nos da durante el año.
Como notarán , no estoy en contra de las celebraciones ajenas a la tradición monoteísta (el chamanismo es una denominación genérica de todos los cultos politeístas, o sea, que adoran a muchos dioses). No obstante, recomiendo a los que lo practican con asiduidad que profundicen en sus raíces, que sepan el por qué y el cómo de cada objeto, rito o plegaria. Es probable que luego se sorprendan con las pavadas que se escuchan, con la cantidad enorme de fake news esotéricas que andan pululando alrededor.
En la tradición Wicca, la de los antiguos celtas, el primero de Agosto corresponde a Lughanasa, la celebración  del dios cosechador, a razón de que en el Hemisferio Norte suele ser la época  en la que se recoge el  trigo. En verdad, desde las fuentes mitológicas se sabe que ésa festividad fue establecida en honor al día de fallecimiento  de la niñera que acunó a Lugh, el primer agricultor. Era común en ésa cultura las madres adoptivas fueran enaltecidas. Me pregunto ¿ cuántos celebradores de Lughanasa conocen ésta historia? Y nosotros, del otro lado del mundo ¿ qué tenemos que ver con ella?
Prefiero pensar que Lughanasa y la Pachamama son primos hermanos y que todos los primeros días del mes de agosto nos recuerdan de norte a sur del globo,  lo importante que es agradecer, cuidar y preservar el planeta Tierra.