Padres que no quieren que sus hijos se vacunen, padres que no quieren que su prole reciba educación sexual en la escuela, padres que se niegan a transfundir sangre a sus vástagos por cuestiones religiosas ¿ hasta cuándo los adultos, bajo la investidura de progenitores, tendrán el derecho de privar a su descendencia de los avances tecnológicos, sanitarios y culturales que ellos no accedieron?
El tema va más allá de las fronteras del territorio argentino. El recrudecimiento del sarampión preocupa a la comunidad médica mundial.Más de cinco mil casos fueron registrados en el 2017 sólo en Italia y cuarenta y un mil en Europa. Se calcula que el índice de los casos registrados es cuatrocientos por ciento más alto que en el 2012.
Volviendo a la realidad local, con la resolución de penalizar el aborto el nueve de agosto pasado ya ocurrieron tres muertes por intentos fallidos de interrupción de embarazo, con mujeres de 34, 22 y 20 años. La primera tenía un hijo de dos años. Uno de los argumentos que sostenían los que apoyaron la decisión del Senado era la de informar a las instituciones pertinentes sobre el tema, poner sobre eje temático el embarazo adolescente y apoyar la educación sexual en las escuelas. Ahora sabemos que era un atenuante para salir del paso. Como es sabido el anacrónico se organiza de manera más ordenada que el librepensador. Ya se organizaron grupos de padres que se niegan a que sus hijos reciban una educación sexual acorde al tiempo en el que vivimos. Reivindican la teoría de la cigueña que viene de París.
Concuerdo con quienes eligen que sus hijos no estén horas y horas en la computadora, les pongan horarios para mirar televisión y supervisionen los programas que asisten, les pongan la cuota de dulces en el kiosco y otras maneras de control, pero cuando sus decisiones atraviesan el tejido social y perjudican la adaptación del niño a la sociedad y sobre todo cuando las decisiones afectan la salud física y mental de los hijos de los demás, creo que hemos divisado una frontera que no debemos ignorar.
Sin desear un Estado espartano, que moldeaba el sujeto según sus costumbres bélicas, pidamos a nuestros representantes que protejan a los niños de la ignorancia de sus propios padres, dándoles la oportunidad de ser ciudadanos del futuro y no fotocopias de un pasado remoto.