Charlando con mi amigo Nestor Cheb Terrab, con la excusa de organizar las ideas de su próximo libro, pensé :qué extraños dones tienen los poetas. Estar con ellos es meterse en el placard de Narnia, navegar por el Eufrates en el siglo X a.C, enfrentarse con el león de la Metro Goldwyn Mayer… Hace poco, con Valeria Zapesochny me pasó lo mismo… Salí de nuestro encuentro y se me posó una mariposa en el brazo, aleteaba como lo haría una tía que cuanta un secreto familiar mientras pide que la acompañe a la panadería. Con Lía Rosa Gálvez me sucedieron cosas así varias veces. Tan sólo con saber que nos encontraríamos, ya empezaban a suceder eventos poéticos. La última vez que fuimos a almorzar, a mi regreso, me raptaron los Hare Krishna…Bailaron alrededor mío por cinco minutos. Pensé, ésto es culpa de Lía . No tengo nada particular para que me elijan en la calle los seguidores de Prabhupada! Ayer me volvió a suceder… Luego de haber estado con mi amigo, tuve que tomar el subte. En las escaleras, una mujer ciega vendía fósforos y encendedores. Vaya combinación! Pero el cuento no termina ahí…Al lado de ella un joven de unos quince años tenía puesta la remera con el rostro de Jesús y una inscripción que decía : Yo soy la Luz del Mundo. Compré las cerillas, cerré los ojos y pensé en esta nota. Sugerencia: tengan amigos poetas. La vida es mucho más linda cerca de éstos guardianes de los portales absurdos.