La palabra proyecto proviene del latín pro, que significa ir hacia delante y el verbo iacere, lanzar. Literalmente quiere decir lanzar algo hacia el futuro. Usada por ingenieros y arquitectos para idear aquello que construirán, por los diseñadores de moda para anticipar sus colecciones, por los artistas para dibujar sus propuestas, la palabra también  encuentra en la Psicología un terreno fértil, en dónde se refiere a los mecanismos de defensa en el que el sujeto atribuye a otros sus propias virtudes, carencias o defectos. Llevado a nuestro vocabulario cotidiano ¿ por qué es necesario tener proyectos? ¿ Qué diferencia una persona que los tiene a la que no los tiene?

         Como la propia etimología de la palabra lo sugiere, el proyecto trae consigo la semilla del futuro. Uno de los índices de  vitalidad de una persona es la capacidad de generar proyectos. No importa si los realiza o no, en la mayoría de los casos eso dependerá de las circunstancias. Se trata de soñarlos. Cuando  estamos deprimidos lo primero que hacemos es dejar de lado nuestros deseos, “bajar los brazos”, olvidar nuestro proyecto de vida.
          Ojalá el 2018 nos encuentre llenos de amor, de salud, de prosperidad… y de proyectos.