La desclasificación de la selección de Argentina en la Copa del Mundo me mostró un panorama desalentador. No por el desastre de Sanpaoli y toda la matufia de la AFA, a la que vengo denunciando en ésta columna hace años, sino por el nivel de frustración que tenemos los habitantes de éste suelo argento. Amante del fútbol y de los mundiales, no se me ocurriría jamás creer que quién gana un certamen deportivo  pueda ser superior a otros  habitantes del planeta. El endiosamiento de Maradona, a quién se le admite todo por el simple hecho de haber sido un magnífico jugador, tampoco es pasible a mi limitada comprensión. Y a la luz de los acontecimientos, pensé en algunos tips antifrustrantes.

1  –  La vida es más divertida de lo que uno cree. Con el tango metido en las venas, nos cuesta reírnos de nuestros propios errores. Tomemos las cosas con más humor.
2  –  El factor suerte es determinante en la vida. Si no clasificamos a cuartos de final con el mejor jugador del mundo, es porque la ruleta estaba endiablada.
3  –  Aprendamos de nuestros errores. Aunque parezca una máxima de “coaching de pyme”, lo cierto es que hay que bajarse del caballo para estar a la altura de los demás humanos.
4  –  No defenestrar al que no le salen las cosas del todo bien. Recuerde que mañana puede ser usted el que esté en su lugar.
5  –  Felicitar al que sí tuvo la alegría del logro. No haber intercambiado la camiseta con el diez de Croacia lo dejó a Messi un poquito más petiso de lo que es.
       Ninguno de nosotros es infalible. En el deporte, como en la vida, debemos ampararnos los unos a los otros, dejando de lado el egoísmo y disfrutando de la experiencia de estar aquí, juntos.