No piensen que no supe hacerlo. Era buena en Lengua, aunque no me crean. Decidí este título para recordar el  escándalo de Sueños Compartidos en el que  Sergio Schoklender, con anuencia de las Madres de Plaza de Mayo, desvió fondos millonarios entregados por el Estado para viviendas sociales . A partir de ese hecho, todo lo adjetive el vocablo sueños en Argentina será motivo de  desconcierto, de pausa para respirar profundo y de desconfianza. El poder de la palabra es inmenso. Ese hito logró que la porcelana de la cual están hechos los sueños quedara resquebrajada para siempre y ya no habrá tiempo verbal que concuerde con la pureza que mora en los corazones crédulos.

El 2 de diciembre del 2018 la fiscal federal Paloma Ochoa pidió enviar a juicio oral y público a la titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, en el marco de la causa por defraudación a la administración pública, pero todo está en veremos. El juez federal Marcelo Martínez De Giorgi  , el último 26 de diciembre, sobreseyó a la hija de Hebe, María Alejandra y a más de treinta imputados, por el desfalco de más de doscientos millones de pesos de los setecientos cincuenta destinados a las viviendas populares. Entre los beneficiados por la resolución que cuenta con más de ciento veinte carillas están Gerardo Zamora, Jorge Capitanich, Maurice Closs, Darío Giustozzi, Miguel Lifschitz, Alejandro Granados, Julio Zamora, más veinte personas de la Fundacióny a sociedades creadas para desviar fondos, entre ellas la ex mujer de Sergio Schoklender, Viviana Sala, Guillermo Gillert, el contador  Sergio Brajterman, Claudio Garbet y Gerardo Adrián Gotkin. Según Martínes Di Giorgi, quién también sobreseyó a la ex ministra de Economía Felisa Miceli, argumentando que  toda esa gente no estaba al tanto de las cosas turbias que sucedían en el programa Sueños Compartidos, aunque recibían de buena gana los beneficios de las adjudicaciones. El corazón de las tinieblas del polémico caso  eran  las cuevas de la City porteña (la más importante la de Fernando Caparrós Gómez) en dónde se descontaban los cheques oficiales para obtener el dinero efectivo, que  terminaba en cuentas de los Schoklender y sus allegados o en empresas bursátiles.

El juicio todavía no tiene fecha y estará a cargo del Tribunal Oral Federal Cinco, el mismo que juzgará a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner , actual vicepresidente ,  por las maniobras de lavado de dinero en los Sauces y Hotesur. Uno de esos hoteles volvió a abrir el día de ayer. Casi nueve años pasaron de las primeras denuncias, que a principio  estuvieron a cargo del mediático juez Norberto Oyarbide y que fue apartado de la causa porque se limitó a investigar a los hermanos Shock. Esperemos el peor de los resultados, ya que las decisiones actuales de las autoridades del Poder Judiciario tienden a basarse en el romance con el Ejecutivo y en la liberación de los imputados que estén ligados a la clase dirigente, a la dinastía política que padecemos.

Para quién no recuerde, la hija de Hebe fue imputada por la compra de un semipiso lujoso en la ciudad de la Plata, adquirido sin crédito bancario y, luego vendido a la empresa Meldorek, oh casualidad, la misma que  Sergio Schoklender creó para las operaciones de Sueños. Extrañamente, la Justicia entendió que los fondos estaban justificados sin la documentación pertinente.

Esta Pesadilla Compartida volvió a pasar por la Cámara Federal, post Oyarbide (más conocido entre sus colegas  como el Señor de los Anillos por lucir  en su anular izquierdo una sortija valuada en doscientos cincuenta mil dólares)  que confirmó los procesamientos de Hebe, Sergio S., José López, Abel Fatalá  y revocó la falta de mérito de Julio De Vido, que ya está en posición de largada para salir corriendo de su prisión domiciliaria en Zárate. Ya no son Sueños Compartidos, muchachos, sino Sueños Escribidos, aunque les duelan los ojos al leerlo y, al escuchar los fallos futuros ,  nos sangren una vez más los oídos.

 

Ilustra obra de Remedios Varo, Naturaleza muerta resucitando.