No hace falta que seamos cristianos, la Navidad es una celebración que va más allá de las creencias. En ella renovamos la fe en el misterio del nacimiento de lo nuevo. El recién nacido es un símbolo de esperanza y porvenir en la cultura de todos los pueblos. Es la celebración de la pareja como célula de la sociedad, de la familia como sostenedora del mundo. No hace falta ser católico practicante para comprender el misterio de la Navidad. Hace falta haber tenido una criatura en brazos alguna vez, haber alzado la copa mirando a los seres queridos a los ojos, haber deseado de todo corazón un mundo pacífico para saber de qué se trata ésta fiesta tan especial.
Judíos, musulmanes, hinduístas y budistas, paganos del mundo, los invitamos a celebrar la Nochebuena . Háganlo a su manera, no importan los regalos, el arbolito o si el menú es pobre o sofisticado. Júntense con los que aman y agradezcan sus presencias . El que tenga a un familiar enfermo, que no lo olvide. El que vea dolor alrededor, que trate de mitigarlo. Les aseguro que la alegría del Niño colmará sus corazones y curará las viejas heridas que sólo el elixir del Amor Incondicional puede sanar.