Uno de los gurúes más importantes de la Historia, Paramahansa Yogananda estuvo en el lugar correcto en el tiempo preciso. Autor del best seller “Autobiografía de un Yogui” fue el primero a instalarse en Estados Unidos del posguerra, haciendo familiares palabras como karma, asana y chackra al vocabulario occidental.

Preferido de las celebridades de la época, estableció un puente entre India y Norteamérica, que otros yoguis supieron ensanchar. Estableció la disciplina de Patanjali (el autor de los sutras que establecen las reglas del Yoga, que data de más de cinco mil años) a lo largo y a lo ancho del vasto territorio americano. Remarcó la importancia de la meditación como armonizadora de la mente y del cuerpo y tal como su colega y amigo, Mahatma Gandhi, fue un fervoroso pacifistas.

Anunció su muerte varios años antes de que sucediera. Llegada la fecha, luego de dar un discurso en el banquete ofrecido al embajador de India, S.E.Binay el 7 de marzo de 1952 , pidió descansar, se disculpó ante todos y se despidió . Ya había llegado su hora. Se pueden ver los registros fílmicos y fotográficos del evento. Su rostro, pacífico e femenino, sigue destellando un halo de luz.